Volveremos un día, peregrinos
por sendas medievales, a Santiago,
la calabaza vinatera al hombro,
el bordón en la mano,
y ornada la esclavina de veneras.
La música bucólica de antaño
brotará de rabeles y dulzainas,
y cada pie aligerará su paso.
Cada día tendrá un nuevo horizonte,
cada horizonte un nuevo campanario,
y un viejo hospicio, y un ventero amable,
y un refrigerio simple, y el descanso.
Sobre dos caballetes, cuatro tablas,
sobre las tablas rústico camastro,
y entre mantas austeras
dormiremos desnudos y abrazados.
Los antiguos fantasmas
ya se han desvanecido.
Los milagros
Los milagros
suceden cada día en nuestra mente
con cada pensamiento y cada tacto.
Emergerá la luz de la mañana,
mudo clarín en toque de relámpago;
tú y yo, y el grupo, perezosamente,
nos pondremos en marcha.
Por el campo
Por el campo
se extenderán los corzos al galope,
temblarán las alondras en los álamos,
y en multitud de idiomas
se poblará el amanecer de cantos.
Francisco Álvarez Hidalgo
*fotos: miembro de la Agrupación Excursionista LA LOBERA (A.C. Fernando III) en pleno Camino y a su llegada a Santiago de Compostela.