“El amor por la patria, sin crítica, es patrioterismo”
Antonio Rivero Taravillo, poeta, traductor y biógrafo de Luis Cernuda, ve en Machado un alegato contra “el atontamiento general que padece España”.
Son cuatro versos, solo cuatro, y sin embargo dan para mucha reflexión. Nuestro español bosteza, el fragmento número L de Proverbios y cantares,
incluido en Campos de Castilla, es la pieza elegida por Antonio Rivero
Taravillo, melillense de 1963 pero afincado desde hace muchos años en
Sevilla, para defender la implacable actualidad de la poesía machadiana.
«Lo he escogido en primer lugar por su concisión, ahí Antonio Machado
es una maestro», explica. «Es capaz de concretar perfectamente no solo
su pensamiento, sino también las paradojas que le salen al paso. En este
caso, es evidente que en la actualidad hay hambre y hastío, y gente con
el estómago vacío. Pero queremos atribuir esos males casi siempre a
causas económicas y sociales, sin reconocer que buena parte de nuestros
problemas radican en el atontamiento general que padece el país», agrega.
Esta denuncia de la estupidez imperante la enlaza Rivero Taravillo
con el pensamiento general del gran poeta sevillano, «donde por ejemplo
aparece una y otra vez el recuerdo de sus años infantiles, y sobre todo
la idea del colegio. Él sabía hace un siglo lo que ahora sabemos
nosotros, que el principal problema que tiene España se llama educación,
educación y educación», asevera.
En efecto, el Machado que escribe y publica Campos de Castilla en
1912 es un poeta que se ha alejado del intimismo y de los presupuestos
modernistas de sus Soledades, y se halla absorbido por las
preocupaciones propias de su generación, la del 98. Los
versos ya no son solo para él una fórmula para expresar la emoción,
sino también un vehículo para las ideas, e incluso un espacio para el
pensamiento en sí mismos. «Él procedía de esa visión regeneracionista
que vivió en la Institución Libre de Enseñanza, pero aún no veía el
momento en que pudieran ponerse en práctica aquellas ideas. Recordemos
que aún quedan casi dos décadas para el advenimiento de la República»,
observa Antonio Rivero Taravillo.
A los mismos Proverbios y cantares de este fragmento pertenecen los
versos que popularizara Joan Manuel Serrat, de hondo aliento
existencialista: «Todo pasa y todo queda;/ pero lo nuestro es pasar,/
pasar haciendo caminos,/ caminos sobre la mar», o estos otros, menos
conocidos, por los que perfectamente podría cruzarse una guitarra
flamenca: «Dices que nada se pierde,/ y acaso dices verdad;/ pero todo
lo perdemos/ y todo nos perderá». Pero también está la profética
angustia de quien todavía no sospecha la guerra civil que vendría, pero
ya ve la brecha que se abre entre dos Españas: «Ya hay un español que
quiere/ vivir y a vivir empieza,/ entre una España que muere/ y otra
España que bosteza./ Españolito que vienes/ al mundo, te guarde Dios./
Una de las dos Españas/ ha de helarte el corazón.
«Machado entiende de una manera muy lúcida que la comprensión, o más
bien la denuncia de nuestras
limitaciones y defectos, es la única forma
de mejorar», subraya Rivero Taravillo, quien cree que a nuestros
políticos, y a la ciudadanía en general, no le vendría nada mal un poco
de autoanálisis y de reflexión en ese sentido.
«Creo que el amor por España es clarísimo,
indiscutible en Machado», prosigue Rivero Taravillo, «pero viene siempre
acompañado del sentido crítico. Sin la crítica, ese amor por la patria
se vuelve patrioterismo. Y él ejerce la crítica de un modo muy agudo, en
la doble acepción del término: a veces es acerado, otras profundo y
perspicaz», añade el escritor.
Rivero Taravillo, que recientemente ha vuelto a la poesía con un
libro titulado La lluvia (Renacimiento), cree sin embargo que «en mi
poesía no hay muchas huellas de Antonio Machado, aunque hace tiempo me
atreví a terminar con tres versos aquel poema inconcluso que hallaron en
el bolsillo de su gabán, el de Estos días azules y este sol de la
infancia…», recuerda. «Sea como fuere, es una figura ineludible para
todos los que nos dedicamos a esto, sobre todo en sus poemas de
evocación de la infancia, que tanto nos han marcado, como en su crítica, que hago mía», confiesa el escritor.
Por último, Rivero Taravillo celebra que la semana próxima tengan
lugar en Sevilla unas jornadas «muy justas» de homenaje a Antonio
Machado en el 75 aniversario de su fallecimiento en el exilio, aunque
opina que «como sucede con cualquier gran escritor, no hay mejor tributo
que podamos hacerle que leerlo. No solo los que ya estamos en esto y
sabemos lo que vale una obra como la del sevillano, sino también los
jóvenes. Tengo mucha esperanza en que las nuevas generaciones traigan
formas nuevas, atractivas e imaginativas de leer a un clásico como
este», apostilla.
El poema elegido
Nuestro español bosteza
—Nuestro español bosteza.
¿Es hambre? ¿Sueño? ¿Hastío?
Doctor, ¿tendrá el estómago vacío?
—El vacío es más bien en la cabeza.
Alejandro Luque
El Correo de Andalucía